En el sector del packaging para determinados alimentos y productos químicos, elegir el material adecuado no es solo una cuestión de precio o estética: hablamos de una variable que influye directamente en la conservación del producto, en su percepción de calidad y en la viabilidad del proyecto. Por eso, desde Grupo Auximara, especialistas en packaging metálico, entendemos que es realmente importante entender en qué se diferencia la hojalata del acero y del aluminio, y cuándo conviene optar por uno u otro. ¡Lo abordamos con detalle en este artículo!
Versatilidad, seguridad y diseño, los beneficios destacados de la hojalata
La hojalata es acero de bajo espesor recubierto por una fina capa de estaño. Y es el material con el que trabajamos en Auximara. Así que podemos afirmar de primera mano que su principal ventaja es su excelente comportamiento en contacto con alimentos, gracias a su protección frente al oxígeno, la luz y la humedad. Este recubrimiento actúa como barrera, evitando reacciones químicas que podrían alterar las propiedades del producto envasado.
Además, es un material altamente maleable, lo que permite crear envases personalizados con formas y cierres adaptados a las necesidades del cliente. La hojalata, por lo tanto, es idónea para sectores como el del aceite de oliva, las conservas vegetales, el pimentón o el dulce de membrillo, donde la presentación y la conservación son igual de importantes.
En términos de reciclaje, su índice de recuperación en Europa supera el 80 %, y puede reincorporarse al proceso productivo sin pérdida de calidad. De esta forma, las marcas que apuestan por este material demuestran un notable compromiso con el medio ambiente.
Acero: resistencia estructural sin aplicación directa en alimentación
El acero, sin recubrimiento, se emplea en aplicaciones industriales donde la resistencia mecánica y estructural es prioritaria, pero no está pensado para el contacto directo con alimentos o productos delicados. No ofrece la misma barrera protectora que la hojalata y, al no contar con una capa de estaño, es más vulnerable a la oxidación si no se aplica un recubrimiento adicional.
En el contexto del packaging, su uso es residual o limitado a componentes no expuestos al producto. Por lo tanto, no se considera una alternativa real en proyectos que requieren un envase metálico apto para alimentación.
El aluminio y sus limitaciones técnicas
El aluminio es un material ligero y con buena resistencia a la corrosión, pero no es hermético por sí solo. Es decir, requiere tratamientos adicionales o combinaciones con otros materiales (como lacados o laminados) para garantizar un cierre seguro y una buena conservación.
Aunque puede resultar interesante para formatos de un solo uso o de pequeñas porciones, su comportamiento frente a productos ácidos o salinos no es tan estable como el de la hojalata. Además, recordemos un dato de contexto importante: su coste es sensiblemente más alto, lo que puede impactar en la rentabilidad del envase si no se trata de un producto premium.
Cuándo es más óptimo quedarse con la hojalata
Si el objetivo es garantizar la seguridad alimentaria, proteger el contenido durante toda su vida útil y ofrecer un envase visualmente atractivo, la hojalata es la opción más equilibrada. También lo es cuando se busca una solución sostenible, reciclable y con recorrido en sectores muy regulados.
Su uso está especialmente recomendado en:
- Aceite de oliva virgen extra
- Conservas vegetales y aceitunas
- Productos cárnicos enlatados
- Especias como el pimentón
- Productos semisólidos como el dulce de membrillo
- Productos químicos en formatos de pequeño o mediano volumen
Elegir bien desde el principio gracias a Grupo Auximara
Nuestros expertos se lo pueden asegurar: una elección errónea de material puede derivar en problemas de compatibilidad, pérdida de propiedades del contenido o sobrecostes innecesarios. Por eso, resulta clave contar con un partner especializado con capacidad para brindar soluciones técnicas adaptadas.
¿Busca un envase metálico seguro, personalizable y con garantías? La hojalata, como hemos ido viendo, sigue siendo el estándar de referencia en muchas industrias. Y elegirla bien desde el principio, marca la diferencia.